La Unión Europea (UE) ya ha dado el primer paso.
A partir del pasado mes de septiembre, la legislación a nivel de la UE sobre la identificación electrónica (Reglamento eIDAS) entró en vigor para permitir el reconocimiento transfronterizo de la identificación electrónica y permitir que los ciudadanos y las empresas compartan sus datos de identidad cuando sea necesario.
Es decir, que la UE ha habilitado la identificación de ciudadanos en distintos países a través de los documentos de identidad electrónicos, (como por ejemplo, el vigente DNI electrónico de España -DNIe-), con los que será posible acceder a los servicios públicos “online” en todos los países de la UE.
Utilización del DNI electrónico para trámites bancarios
En concreto, se podrán realizar trámites como abrir una cuenta bancaria en cualquier país de la UE o realizar transacciones transfronterizas, como inscribirse en una universidad extranjera, o acceder a los historiales médicos, sin necesidad de personarse físicamente.
La Comisión Europea ha indicado también que la extensión de la identificación electrónica podrá utilizarse para reforzar el cumplimiento del Reglamento General de Protección de Datos, al disponerse de un medio para verificar la edad de la persona que intenta acceder a las redes sociales o para proteger a los menores cuando se conectan a Internet.
Acceso restringido para los menores de edad
Sin embargo, para poder lograr que nadie acceda a servicios que no le corresponden por su edad, o para proteger a los menores de contenidos no recomendables para ellos, es necesario implantar un sistema que “lea” a nuestro DNI electrónico y nos de acceso, o no, a los sitios y contenidos en función de la edad que indica dicho DNI.
A priori, no es mala idea, pues se evitará que los menores puedan acceder a aquello que no deben.
Pérdida del anonimato
Pero el indudablemente, el efecto colateral a medio y largo plazo de esta medida es que para acceder a Internet habrá que identificarse previamente con el DNI electrónico.
Esto implica decir adiós a la navegación anónima por Internet.
Absolutamente todo lo que hagamos en Internet quedará registrado y asociado a nuestra identidad: lugares visitados, mensajes publicados, interacciones en las redes sociales, intereses, compras realizadas, etc.
TODO, TODO, TODO.
Literalmente, navegaremos por Internet con el DNIe pegado en la frente.
Y la pregunta del millón: ¿cómo va a quedar de afectado el derecho a la privacidad?
Artículo escrito por Julio César Miguel, Director del Instituto Superior de Ciberseguridad y publicado en la Sección Innovadores del periódico El Mundo